(12/VII/14, Claysburg, PA) La Comunidad Episcopal/Anglicana por la Paz (Episcopal Peace Felloswhip, EPF) se une a Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, en su petición del cese inmediato de las hostilidades entre Israel y los palestinos, especialmente la operación en la frontera del estado de Israel, que está devastando a Gaza, donde más de 100 personas han sido asesinadas, la mayoría de ellos civiles, incluyendo infantes y mujeres. El sitio de Gaza es un desastre humanitario y organizaciones de derechos humanos están observando el valor del derecho internacional. Hacemos un llamado a Israel y Hamas para volver al cese del fuego que han observado con el apoyo de Egipto y EEUU desde 2012.
Notamos y deploramos la creciente ola de sentimientos anti árabes entre los líderes del estado de Israel y sus ciudadanos judíos.
El portavoz del Secretario General de la ONU declaró el 8 de julio: «la insostenible situación en Gaza también tendrá que ser abordada con una solución integral en sus dimensiones políticas, de seguridad, humanitarias y de desarrollo».
Los cohetes y misiles no son un sustituto para una solución que debe ser encontrada a través de negociaciones que traten el fin de la ocupación y con ella el fin de la vida de miseria que han sufrido los palestinos en Gaza y Cisjordania durante décadas.
UNA REFLEXIÓN CONTEXTUAL SOBRE EL ASALTO A GAZA
Rev. Canónigo Brian J. Grieves*
¿Qué fue primero el huevo o la gallina? La aterradora guerra aérea que libra Israel contra Gaza trae muchas recriminaciones y mucho señalamiento. ¿Quién empezó esto? ¿El secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en la Cisjordania ocupada? ¿O los asesinatos anteriores de dos adolescentes palestinos que involucraron a francotiradores israelíes que no fueron señalados, porque este tipo de incidentes son muy comunes? ¿O el asesinato por venganza en contra de un adolescente palestino que fue quemado vivo? ¿Son los cohetes disparados desde Gaza contra Israel, o es la represalia por un ataque aéreo de Israel contra Gaza? Es el mismo escenario jugado desde hace décadas. En el contexto de todo lo que está sucediendo en Siria e Irak, el Medio Oriente parece ser un caldero.
Pierre Whalon, Obispo a cargo de la Convocación de Iglesias Episcopales en Europa, escribió el 10 de julio: «Una invasión israelí a Gaza podría ser el detonante que ponga en marcha el polvorín… Por tanto, es crucial que la gente de fe no sólo ore con fervor, sino también que esté en contacto con los líderes de sus gobiernos para exigir que se hagan todos los esfuerzos posibles para evitar una conflagración que podría incluso extenderse a una Tercera Guerra Mundial”. Ese es un pronóstico bastante sombrío. Y un estímulo necesario para ponerse en contacto con el gobierno, para que ejerza su influencia.
Una cosa es cierta. Al igual que con los ataques anteriores de Israel contra Gaza, no hay proporción, ya sea en el poder de fuego de ambas partes, ni en sus consecuencias devastadoras. Hasta el momento, más de 100 palestinos han muerto, la mayoría civiles, incluyendo a mujeres y niños, pero ningún israelí. Diane Sawyer, de ABC News cometió un desliz en la información sobre el conflicto, mostrando una familia desplazada entre los escombros de lo que fue su casa, refiriéndose a ella como una familia israelí. Pero fue en realidad una familia palestina en Gaza. Ninguna casa israelí ha sido destruida.
Brian Williams de NBC News, por su parte, informó con precisión sobre la naturaleza «desequilibrada» de los ataques. Señaló que la mayoría de los cohetes disparados desde Gaza hacia Israel son derribados por una cúpula de hierro en gran parte financiada por contribuyentes de EEUU que interceptan misiles entrantes. Pero las bombas de Israel son de lo más sofisticado que el dinero puede comprar y Gaza no tiene ninguna defensa contra ellos.
Hay 1.8 millones de palestinos en Gaza, hacinados en las ciudades afectadas por la pobreza y los campos de refugiados que han estado allí desde el final de la guerra árabe-israelí de 1948. El desempleo es del 40%. Israel controla Gaza en tres lados con un muro en la frontera desolada y un bloqueo naval. Israel destruyó el aeropuerto de Gaza en un asalto años atrás. Egipto controla la frontera sur y no tiene ningún deseo de absorber a los palestinos en su país. Gaza es a menudo descrita por sus habitantes como una prisión al aire libre. Es parte de la actual ocupación de 4.4 millones de palestinos. Y es una de las zonas más densamente pobladas de la tierra en el mundo. Y una de las más pobres.
Los Israelíes que viven en la moderna ciudad de Tel Aviv a 43 millas al norte de Gaza pueden vivir sus vidas sin tener que pensar en las condiciones de vida en Gaza. Hasta ahora. De repente, las sirenas de ataque aéreo suenan y la gente tiene 15 minutos para buscar refugio porque Hamas tiene ahora unos cohetes de mayor alcance. Una mujer de Tel Aviv enojada gritó «Debemos acabar con Hamas de una vez por todas». Un portavoz de Hamas dijo que Hamas estaba logrando su propósito, de llamar la atención de los israelíes e infundir miedo.
Por el contrario, un anciano palestino en Gaza enojado gritó sobre los escombros y nueve cuerpos de palestinos «¡No somos gente; ellos no nos ven como gente!» Los nueve muertos eran jóvenes que se habían reunido para ver el Mundial en el irónicamente llamado café Tiempo de Diversión. El café fue arrasado. «Era una convivio normal» un policía local empleado por la Autoridad Palestina, Wael Soboh, dijo a la agencia France Presse. «Los muchachos comieron su comida de Ramadán aquí, y luego comenzaron a ver el partido. No es una zona militar». Israel dijo que estaba apuntando a un supuesto terrorista.
Hamas en Gaza es en gran parte una consecuencia de 66 años de una masa rebosante de humanidad que tiene un panorama sombrío como el lugar estéril que es. Es un caldo de cultivo para la rabia y la violencia, y es directamente proporcional a las condiciones draconianas que aplica Israel. Hamas está desafiando al estado de Israel, por haber desplazado 750 mil palestinos en 1948 de lo que hoy es Israel, acabado con más de 400 aldeas y ciudades palestinas. La creación del Estado de Israel es conocido por los palestinos como “la Nakba”, la catástrofe. Israel dice que no negociará con Hamas hasta que Hamas reconozca el derecho de Israel a existir, acepte los (moribundos) acuerdos de Oslo y renuncie a la violencia. Así que Hamas debe regalar sus principales bases para la negociación antes de que pueda conseguir un asiento en la mesa mientras Israel dice que no aceptará ninguna condición previa. Yitzhak Rabin, ex primer ministro de Israel, asesinado por un extremista israelí para hacer un acuerdo de paz con Yasser Arafat fue citado diciendo: «Usted no hace las paces con sus amigos. Usted hace la paz con sus enemigos». ¿Hay alguna opción que para Israel y Hamas finalmente se sienten a hacer la paz? ¿La mujer de Tel Aviv cree realmente Hamas puede ser eliminado?
En medio de la actual guerra en Gaza, un acontecimiento notable se produjo en Tel Aviv el 8 de julio. El jefe de Oriente Medio de la Casa Blanca, Philip Gordon, habló ante una audiencia israelí momentos después de que los participantes de la conferencia regresaran de cubrirse durante una alarma aérea. Él dijo: «¿Cómo (Israel) va a tener paz si no está dispuesto a delinear una frontera, poner fin a la ocupación y permitir la soberanía palestina, su seguridad y su dignidad? ¿Cómo vamos a evitar que otros estados apoyen los esfuerzos palestinos en los organismos internacionales, si Israel no se considera comprometido con la paz?»
Esta es una señal de la frustración de la administración de EEUU, con el reciente fracaso de las conversaciones de paz en gran medida a causa de la actitud desafiante de Israel contra el derecho internacional, en la búsqueda de su expansión de los asentamientos en la Ribera Occidental, incluida Jerusalén Oriental, que ha continuado impunemente durante décadas. También puede ser una señal del cambiante panorama político en el que los ojos previamente ciegos están empezando a ver la intransigencia de Israel y su voluntad por mantener la ocupación a perpetuidad, serán condenados por el mundo.
El último asalto de Israel contra Gaza es una muestra trágica de la potencia de fuego que está causando el caos y la muerte, principalmente en los civiles inocentes, incluidos las niñas y los niños, que sustituye cualquier deseo de poner fin a la ocupación. Ese es el estribillo que Israel no quiere oír. Poner fin a la ocupación.
*) Comité Directivo, de la Red Palestina/Israel, de la Comunidad Episcopal por la Paz